Toda historia necesita un punto de partida. La nuestra comenzó a principios de los 80, cuando un puñado de jóvenes belgas decidió montar una empresa de iluminación. Hasta aquí todo bien. Pero, ¿qué nombre deberían darle a esta nueva empresa? Este es un problema en Bélgica, ya que tiene varios idiomas oficiales, incluidos el flamenco y el francés. Los fundadores de la empresa no querían elegir uno u otro, por lo que solo quedaba una opción: el nombre tenía que encajar fonéticamente en ambos mundos. Durante sus animadas discusiones sobre el tema, los jóvenes emprendedores encontraron un documento que jugaría un papel decisivo en la historia de la empresa: una hoja de ruta, por así decirlo, que explicaba en cinco puntos cómo tener éxito en la vida, a través del trabajo duro ( WErklust), confianza (VERtrouwen) y entusiasmo (ENthousiasme), combinados con coraje (DUrf) y la dosis necesaria de creatividad (CREativiteit). Esta es nuestra base y ha sido nuestra filosofía de empresa, desde entonces hasta ahora.